Pensar con claridad y apoyarse al sentido común, esa es mi sabia decisión.

 "Un filósofo que no podía caminar porque pisaba su barba, se cortó los pies".

 

 Autor: Abner Pantoja

 

Publicado en: Ideas Emprendedoras.

 

  Dedicado a: Mi hermano Alberto. Bienvenido al pasado.

 

Si. Es verdad, en estos últimos artículos he hablado mucho de mí. He sido un egoísta intelectual. Aunque tengo la esperanza de que algo estemos aprendiendo de todo esto. A fin de cuentas es eso lo único que se hacer: pensar.

 

Eso es bueno o malo, depende de la praxis que se le quiera dar. Lo que si noto es que a veces logro cansar a algunas personas con esa actitud. Supongo que es algo hasta cierto punto normal. La vida no sólo es reflexión ni enriquecimiento de sabiduría. Aunque es importante.

 

Sospecho que me estoy auto flagelando. Tal vez trato de verme como otra persona y eso en verdad es patético; no podemos negar nuestro autentico ser. Seguramente estoy saturado o perdí por un momento la metodología argumentativa de mi vida. Me siento bien, sólo que entreví una "fisura emocional".

 

Afortunadamente todo aquello que causa un cierto grado de dolor, si lo canalizamos positivamente nos fortalece. Ese es sin duda el costo beneficio que tendré una vez que supere esta pequeña crisis. La verdad es que fue inevitable no hacerle frente. Me refiero a tener que enfrentarme a algunos aspectos de mi pasado. En fin, espero no caer en el auto contemplación.

 

Si bien, me considero un caballero en el comportamiento de la vida y que tengo un gusto refinado por las cosas buenas de la vida misma: como las amistades. Y que por una extraña razón, me resulta un tanto difícil enojarme, llorar y actuar con violencia; en esta ocasión he decidido, para bien mío; romper, quebrar, triturar, pulverizar…, esa "fisura emocional" al que me referí en un principio.

 

Advierto que no es un acto de tragedia, ni quiero montar un show para el auto conmiseración; en verdad deseo, pido, suplico; avanzar un poco en mi vida sin tener que tropezarme. Y es que posteriormente pretendo "reconstruir" arqueológicamente mi vida con las piezas de la escultura existencial que en verdad valgan la pena. El ejercicio de catarsis que emplee en mi lo puedes modelar.

 

Antes que nada debo de hablar de la constante que ha sido mi vida hasta hace unos pocos años (que afortunadamente he cambiado), lo cual me llevaba en cierta manera a la tristeza, soledad, ausencia y melancolía. Me refiero al hecho de que mi forma de pensar era negativa y complementada con un dejo de amargura. ¿Por qué pensaba de esa manera y era capaz de soportar el dolor?

 

Indiscutiblemente eso tiene que ver con el "condicionamiento social" y mas probable, por la dinámica de la familia con la cual me tocó vivir, crecer, aprender, conocer, nacer y morir. Mi familia me enseñó a no quererme, a devaluarme, a no dejarme tener claridad sobre el sentido de mi vida. A odiar, a anhelar el poder para destruir…, es cierto, todos tenemos desafortunadamente malas experiencias y es precisamente eso lo que no me agrada. Simplemente eso no es justo.

 

Hago un pequeño paréntesis… pido perdón, necesito pedir perdón. En estos momentos estoy consciente que he hecho daño a algunas personas, he lastimado, he hecho tal vez llorar a alguien, he ofendido, he sido maleducado, he mentido, he sido grosero, he sido falto de atento, he defraudado, he fallado, he sido incumplido, he…, tantas cosas. Con toda pena y deseo pido perdón.

 

Continuando con la reflexión quiero decir que haciendo un breve análisis sobre las decisiones y acciones que he tomado, me he dado cuanta que no soy  un buen ajedrecista de la vida. A cada movimiento que hago, mas que un reto se me atraviesa una contingencia, un error. Y pensar en esas jugadas de la vida, en verdad lo digo, me causan cierta risa un tanto desesperante.

 

Las reglas del juego del ajedrez nos enseñan a afrontar los retos, a dar lo mejor, a pensar siempre en anticiparse o, en el mejor de los casos, a controlar no solo tus movimientos sino los de tu oponente. Y aun cuando estoy consciente de ello, tenía el hábito de perder el control. Incluso los movimientos del "juego de mi vida" los ejecutaba otra persona. Por ende es lógico pensar que perdí el control del juego.

 

Muy bien, si bien he cometido muchos errores en mi vida, unos sirven para reírse de ellos compartiendo la alegría con los seres que más amas pues se vuelve un anecdotario; otros, en apariencia, sirven para lamentarse el resto de nuestras vidas. Dije que en apariencia pues la realidad es que sirve para aprender.

 

Lo digo de nuevo, he cometido muchos errores, sin duda, mas el gran error de mi vida sería estar anclado en ese pensamiento y actitud.

 

Si uno está anclado siempre en el mismo puerto del océano existencial, disminuye la posibilidad de encontrar cosas mejores. No quiero decir que con ello se logre el objetivo. Es probable.

 

Cuando YO decidí navegar por la vida liberándome de mi anclaje ontológico, me di cuenta y sobre todo lo disfruté y viví inmediatamente; que siempre he estado rodeado de gente maravillosa y amorosa. Desde ese momento siento que como navegante de la vida me encuentro de manera constante con perlas maravillosas; lo juro, ni por dinero, ni por salud, ni por lo que se les ocurra vendo esas perlas, esos amigos.

 

Vamos, y un poco en son de broma, ni por un "soborno amoroso" los cambio.

 

Y que conste que no es eso producto de un fuerte sentido de pertenencia o apego, o falta de avaricia; mas bien es un acto de gratitud inmensa.

 

Dije que iba a "destruir" la fisura emocional que me dejó la experiencia de vida. Y lo haré de manera frontal: me cuesta trabajo dar todo lo que la gente espera de mi. No es querer quedar bien con ellos, es que en verdad se lo merecen. El simple hecho de no llenar sus expectativas me desanima. Y no se piense que es una extraña actitud del "síndrome del perfeccionismo".

 

Estoy un poco cansado y agotado, mas debo continuar. Parece, en ocasiones, inevitable, no regresar al pasado. A las "malas experiencias" o accidentes existenciales. Antes no lo sabía mas hoy optimizo esa situación: el sentir fricción, duda, miedo, apatía, hartazgo, indiferencia, "sonambulismo amoroso"…, cumplen la función, (como los anticuerpos en la enfermedad), de permitirnos tomar un nuevo impulso. La oscuridad nos permite ver la luz, se dice normalmente. Eso es: pensar con claridad. Eso es tener sentido común. Eso es encontrar y disfrutar la intuición. Eso es jugar. Eso es alegría. Eso es plenitud.

 

Está bien, lo intentaré. Espero por primera vez ser violento, agresivo, macho, impulsivo…, arrojaré con todas mis fuerzas al suelo para que se fragmenten todas aquellas situaciones que generaron en mí angustia, ansiedad, melancolía, tristeza, impotencia, soledad, vacío…

 

¿Por cuál empiezo? No importa. Todas serán destruidas. A partir de ese momento habrán desaparecido como cuando uno desmorona un terrón de tierra.

 

¡Pum! Hasta nunca.

 

Vamos. Ni siquiera me voy a distraer en barrer ese polvo. El viento, tarde o temprano lo hará.

 

Mejor me regocijo en disfrutar y contemplar las más preciadas esculturas que me han enseñado mas de lo que hasta ahora he aprendido. Gracias a todos ustedes me siento una persona inmensamente feliz. Y si con eso no bastara, se que me perdonarán si en cada uno en particular cometí una falta. Por ello vivo sin resentimientos.

 

Por cierto, sobre el acto de pedir perdón, permítanme explicarme de que manera lo hago: dejando de seguir engañándome, solapando mi actitud de mediocridad. No debo engañarlos y sobre todo, engañarme. La claridad y transparencia es mi obsesión.

 

Tal vez al terminar de leer este artículo se queden con la rara sensación de que está un poco gris, opaco o de color "sepia". Puede ser. Insisto en que la actitud lo es todo. Por eso pienso que eso es bueno.

 

Imaginemos que está lloviendo. Si, es verdad, es gris, melancólico, provoca pasividad, contemplación, sensación de orfandad: cuando la lluvia va acompañada de relámpagos. Si es larga hace que nuestra mirada cambie. Que nos arrullemos.  Que nos sintamos melancólicos…, sin embargo, después viene la agradable sorpresa, sale el sol, el arco iris, la alegría de vivir, se intensifica el verde esperanza de los arbustos. Así es a veces nuestra vida.

 

Me despido dando las gracias a los que intentaron destruir mi vida y gracias también a los que me ayudaron a renacer. A ustedes va la siguiente promesa: seré más práctico y sencillo en mí vida, en mi forma de pensar y sobre todo en mis acciones.

 

Desarrollaré y perfeccionaré mi comunicación creativa: así se podrán divertir y aprender. Dejo de escribir para prepararme un café pues es ya madrugada y tengo algo hermoso que hacer.