"Todos hemos de librar una batalla intensa y permanente contra la fuerza que constantemente tira hacia abajo. Si nos descuidamos, las plagas y las malas hierbas de la negatividad se apoderarán del jardín y se llevarán todas las cosas de valor".
Jim Rohn.
Autor: Abner Pantoja
Publicado en: Aprender a Escribir.
Mi bella flor:
Sin pretenderlo, a veces como seres humanos, somos invadidos por el mal humor, dudas o miedos. Incluso se ve envuelto en el manto de la amargura para protegerse equívocamente del frío de los retos.
Mi tarea contemplativa y meditación que realizo todas las madrugadas, sin duda me reconfortan; diría más bien que renazco. Cuando culmino esa tarea de introspección mi realidad cambia como los pulmones cuando uno inhala fuertemente aire puro y frío.
Eso se llama tener claridad. Lo único positivo y de valor que puedo encontrar en ese lapso de molestia es precisamente la oportunidad de replantearse la visión de tu vida. Revalorar tu compromiso diario por mejorar de manera continua. Vencer el hastío de la rutina.
En otras palabras: enamorarte.
El olor que desprendes, mi bella flor, al entrar por mi sentido del olfato hace que me impulse, que me transforme como un niño, que me entusiasme, que piense de manera constante en hacer cosas que a ambos nos beneficien, que surjan energías corporales y creativas cuando piensa uno que se han acabado.
De repente se da uno cuenta de que todo esto no es mas que un estado emocional que uno puede, en cierta forma, modificar. Y si a veces me siento molesto en el día, es precisamente por la resistencia instintiva al cambio y por la modificación propositiva de mis paradigmas.
Y aunque se dice que uno tiene que pagar un precio por algo que quiere lograr, más bien digo que tiene uno que cumplir con un ritual que lo ayudará a conectarse con el amor a la vida y a los demás.
Lo interesante de todo esto es que me empiezo a dar cuenta que me estoy transformando en un ser humano.
Como lo acabo de escribir: soy más humano. Me explico: tomándote como ejemplo "bella flor", antes para referirme a ti lo hacía explicándote o argumentando, es decir, te pensaba mas no te vivía. La forma de comunicarme con mi realidad, con las personas y mis creencias eran de manera racional.
Al principio, cuando estabas conmigo te argumentaba; de repente y gracias a mi ejercicio estético, pude apreciar la belleza, precisamente estética y poética de lo que existe en ti. La vista me ha ayudado a conectarme con la contemplación de la vida.
Y para buena noticia de la vida, el olfato empieza a desarrollarse en mí. Como sabemos, este sentido es el dominante y además es el que te conecta con la sensualidad de la vida. Luego entonces, se vuelve más humano e instintivo uno. Olerte me hace conectarme con la poética del amor.
Mira que me basta con ello. Y no es conformismo ni actitud de perdedor, ni trato de personificar al tipo de hombre estilo José Alfredo Jiménez (bueno, sólo me atrae la idea de tomarme el tequila de mi tierra), me refiero mas bien a que es tanta tu bondad que con el perfume que desprendes resulta para mi un gran obsequio, una bendición.
Además me divierte la idea de tu actitud un tanto distante, elegante y displicente. No me refiero a que seas arrogante toda vez que estas dispuesta a motivarme consciente o inconscientemente. Me divierte por cierto tu debilidad pues a veces desprendes un aroma un poco fuerte, no es que pretendas llamar mi atención, eso es un pensamiento de mi parte, arrogante y soberbio. Con ello sólo indicas que podemos tener una relación fructífera.
Para dejar estas divagaciones y empezar el día te digo gracias. Finalmente entendí la palabra amor: antes sabía que ese término significa en griego "si morir". Ahora vivo el amor. Estoy listo para vivir en vida y no estar muerto en vida.
¡Que maravillosa metamorfosis!
