“Tengo tanto que decirte que me atoro. No sé por dónde empezar”.
Cesar Vallejo.
Autor: Abner Pantoja
Publicado en: Aprender a Escribir.
Dedicado a: Érsuli. A quien recordaba cada vez que leía a Vargas Llosa.
Ayer por la mañana me enteré de que el escritor Vargas Llosa ganó el máximo reconocimiento que se le puede dar a un literato. Hoy por la mañana en conversaciones que tuve con una amiga, me fui dando cuenta de la importancia real que tiene éste acontecimiento. De esa conversación fluyeron varias ideas.
Primero que nada, comentamos que Latinoamérica se siente satisfecha por ese reconocimiento. A veces, mas tarde que temprano, se concretan algunas cosas. Éste premio es un claro ejemplo: ¡Por fin! Expresamos mi amiga y un servidor.
Otra idea a la que llegamos es que el beneficio que deja en el mundo de la literatura es una sensación de “frescura del rocío” imaginativa y/o creativa. Nos quedamos con la sensación de que compartíamos o, mejor dicho, éramos parte de ese logro. ¿Quién no ha leído a Vargas Llosa? ¿Quién no se ha enamorado de algunos de sus personajes? ¿Quién no se ha quedado con las ganas de visitar Perú, París y otras regiones que aparecen en sus obras para comprobar con sus propios ojos el símil de la belleza real con su imaginación? ¿Quién no se ha reflejado en la cotidianeidad ancestral del comportamiento del ser humano? ¿Quién no ha vivido políticamente su tiempo y espacio? ¿Quién no ha disfrutado un libro de la generación del Boom? ¿Quién no va a comprar un libro para no quedarse sin leerlo? ¿Quién no va a saber de la vida y obra (incluso más cosas que ni el propio escritor sabía)? ¿Quién no va a disfrutar de este acontecimiento?
También argumentábamos que esta noticia era fructífera para el oficio del escritor. Y es que vamos a redescubrir la narrativa desde un quehacer literario y estético con un dejo de política y conciencia social. Insistimos en que se premia a la literatura, a la creación de historias maravillosas que están en la misma realidad. Es como si se tomaran fotos de nuestra vida diaria y al estudiarlas disfrutáramos estéticamente esa imagen.
Nos encontramos con una literatura sencilla (más no simplista), que está tan bien lograda que no cualquiera modela esa hazaña. Las obras literarias del nuevo premio Nobel son únicas, divertidas, reflexivas, amorosas…
Cada libro tiene su propio éxito, calidad y calidez. En este momento en especial y a manera de comentario, no como un intento siquiera de crítica literaria, se me viene a mi memoria: “Los cuadernos de Don Rigoberto”. ¡Qué maravilla de libro! ¡Qué sensualidad! ¡Qué riqueza estética! ¡Qué manera de redactar! ¡Qué limpieza creativa!
Enhorabuena por este acontecimiento. Que sirva de inspiración para todos aquellos que desean aprender a escribir. Leamos a Vargas Llosa, leamos buena literatura, disfrutemos de la novela latinoamericana. Busquemos la fuente inagotable de inspiración literaria. Y expresa tu opinión.
