Reflexión sobre el Síndrome de la "Hoja en Blanco".

07.02.2014 13:47

 

“Solo la mano que borra puede escribir”.

Eckhart De Hochheim.

 

Resulta hasta cierto punto, paradójico, que se haya derramado tanta tinta precisamente, sobre la hoja en blanco. Digo esto cuando me refiero al tema tan reseñado sobre el síndrome de la “hoja en blanco”. De alguna manera se ha convertido en un tema importante de la literatura y, por supuesto, de la creación literaria.

El tema del miedo a la hoja en blanco, al bloqueo mental y/o creativo; lo encontramos en comentarios que realizan los escritores, los críticos literarios, los humanistas académicos, los estudiantes…; también lo hemos escuchado en Conferencias, lo hemos leído incluso (y este es un caso personal), en las novelas: en lo particular, en dos, en donde los personajes eran escritores que se enfrentaban a esta difícil situación.

Algunos se han abanderado en dicho pretexto para solapar su incapacidad literaria o en la aceptación del dominio de la pereza de su oficio; otros más, verdaderamente se enfrentan a un calvario ante la incapacidad de poder plasmar algunas ideas en la hoja en blanco.

Una aclaración: se entiende que al emplear la idea de la hoja en blanco, no nos apegamos solamente a este medio o recurso. Se puede aplicar a la computadora o cualquier otro medio de escritura.

Continuando con la reflexión, habría que señalar que esta situación del “bloqueo”, independientemente de las circunstancias antes señaladas, le pasan (o pueden suceder), tanto al escritor de oficio novato como experimentado. Nadie se salva de esta experiencia.

Las condiciones que merman la actividad de la gestación de las ideas en el escritor tienen diversas fuentes: creativas, emocionales, psicológicas, espirituales, intelectuales; por mencionar algunas.

Así que para poder entender cuál es la naturaleza del origen del bloqueo, debe uno determinarla. Sólo así, se podrá trabajar de manera focalizada en el tema.

Comúnmente se recomienda que cuando uno se enfrenta al bloqueo, no debemos “forzar” la escritura. Aunque ello es comprensible, debo decir que tiene sus propios riesgos. A fin de cuentas el escritor, se dedica a un oficio y como toda actividad, se requiere de cierta producción. Es precisamente por esto último que he señalado, que debemos detectar y trabajar la fuente de nuestro bloqueo.

Independientemente, o de manera colateral, debemos trabajar en otros aspectos de la escritura. Es decir, si tenemos algunas dificultades en plasmar ideas, frases, imágenes, diálogos…, no podemos olvidar que precisamente como todo oficio (y más en las actividades relacionadas con las artes), se trabaja con herramientas, técnicas y otros recursos que se pueden (y deben), ir mejorando.

Así que, si por cualquier razón, uno se enfrenta al bloqueo, tiene la opción de trabajar en otras áreas y/o actividades, como las señaladas con anterioridad. Lo que jamás debemos dejar de lado es, la disciplina.

Con esta breve reflexión, lo que he intentado plantear es que el bloqueo, no es un problema sino una circunstancia; incluso, me aventuro a sostener que es una necesidad: tal vez se requiera descansar el escrito que se está desarrollando.

Uno no debe sentir impotencia, molestia, enojo…, ante esta situación. Simplemente se debe enfocar uno a otras actividades hasta que llegue el momento en que vuelvan a fluir las ideas, frases, imágenes, diálogos…

Si tienes algún comentario que hacer al respecto, te lo agradeceré mucho si me lo haces llegar.  Para mí el diálogo es muy importante.